jueves, 24 de marzo de 2011

Dejar ir

Parece que todo el día estuviera recordando lo que ya viví. Pero no como extrañando... Paso la mano por mis logros, mis momentos con ustedes como si me despidiera. Me recuerdo parada en el aeropuerto y todos mis recuerdos más sentidos, los más polémicos, los más amados, los más ambiguos, todos, todos allí se habían juntado a saludarme, a verme partir.
 Y acá estoy, comenzando esta etapa nueva. Aún no le he encontrado un nombre.
Estoy constantemente desempolvando memorias, abriendo libros viejos y sonriendo ante la nostalgia que baila alegremente en mi habitación. Y muchas de las canciones que escucho me ponen nostálgica... todo se ve como una fotografía de una Polaroid, o simplemente una análoga.

Por un lado es alegre mirar hacia atrás y ver que finalmente aprendí. El esfuerzo valió la pena y lo que no me mató, me hizo más fuerte. Es hermoso verlo así, como el final de mi película.
Pero por otro lado, yo que soy tan coleccionista de cualquier cosa, no me agrada la idea de dejar algunas cosas atrás. Viendo todas esas cosas a las que les tenía tanto aprecio, me dí cuenta que crecí.

¿Tirarlo? Siento que al hacerlo estoy recortando esa parte de mi vida... Temo no poder volver a recordar  por qué me gustaba Harry Potter, las críticas del programa ese, las frases que me gustaban y que ahora tienen más sentido, los chistes de Quino, la nota sobre Street Art en buenos Aires...
Cajas y cajas de papeles, recortes, pósters...

¿Por qué  tanto sentimentalismo? Rescaté las notas sobre graffiti, teatro y las nuevas maravillas del mundo. Las mejores imágenes pronto estarán en La Pared. Lo demás espera su muerte dentro de una bolsa plástica.

Desde hace tiempo estoy pensando en la imagen mental de una mochila en la que debo poner todo lo que necesite para "el viaje". Todo lo que necesite llevar siempre.
Estoy tratando de hacerlo literal, pero se me hace tan difícil... Trato de ser drástica, pero a todo le pongo amor, como si eso les diera vida. Y está bueno por momentos, pero ¿A todo? 

Y pensar que en realidad nada es totalmente imprescindible.
No se puede ir arrastrando todo lo que hemos tenido en la vida. Dejamos cosas para tomar otras, pero siempre habrá alguien que recuerde que alguna vez pasamos por allí. La vida es un paseo...
Creo que lo importante es poder recordar cómo vivimos ese momento y lo que hemos aprendido.
Es extraño, pero a veces olvidamos cuando fuimos felices, no vemos la salida y todo parece salirnos mal.
Es por eso que decidí quedarme con los objetos más inspiradores, para tenerlos siempre en cuenta, para llevarme lo mejor de esa etapa que pasó.
Cargar cada vez con menos cosas. Y cada vez con más experiencias.




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