martes, 24 de junio de 2014

Crónica de las pequeñas cosas


Domingo 22

Me encontré un guante. Uno pequeñito. 4 dedos azules y un pulgar negro. Estaba en la esquina donde me dejó el 159 ese mediodía. Lo levanté porque pensé que podría devolverlo. Microcentro un domingo es un lugar abandonado, sólo unas pocas personas pasan por esas calles grises llenas de protocolo oficial y burocracia. Lo tomé casi sin pensarlo, porque cuando pienso mucho las cosas freno mi impulso y es muy difícil que vuelva al estado inicial inocente de hacerlo tan sólo porque tuve el deseo de hacerlo. Lo tomé como una buena señal, más tarde analizaría su destino.
Subí las dos cuadras que faltaban para llegar a Defensa y encontrarme con mis amigas y en el camino buscaba a mi pequeño amigo sin guante "bonita misión" pensé, como para hacerme la poética. Sí, sentía en el fondo de la cuestión que todo eso era un símbolo, pero por el momento no lo comprendería. El sol se había acercado y la plaza estaba caminada por sujetos de colores diferentes, porque claro, los domingos Defensa es una calle de artesanías, objetos para turistas, comida casera, a veces un poco exótica, un tinte hippie pero hasta ahí nomás. Hay que ver también a qué llamamos hippie, pero eso lo dejo para otro post.
La cosa es que me encontré un guantecito pequeño con 4 dedos azules y uno negro pero no encuentro a su dueño. Yo creí que había subido las dos cuadras que también yo caminé y que estaría en la plaza alimentando palomas o alguna de esas cosas que hacen los niños en las plazas hasta que sus padres los agarran de las manos y conducen a donde tenían que ir.
No encontré al niño y me senté en la puerta de la casa de mi amiga, entre dos puestos de artesanías. Miraba la gente que pasaba con sus camperas de camping o sus abrigos de lana comprados en alguna otra feria o cosa parecida. Y esas miradas de lo nuevo y lo distinto me recordaban mis ojos cuando miraban otras calles de otros países de otras ciudades en otros momentos y sentí nostalgia. Claro, eso es algo que me pasa mucho y con el tiempo se me ha ido acentuando. Todo objeto, circunstancia, ambiente, me recuerda algún otro momento, persona, lugar que extraño. Podría decirse que vivo recordando.
Quizás no esté muy presente en el presente, pero tampoco estoy sólo recordando lo ya pasado. Más bien diría que estoy reflexionando mucho sobre el futuro.
Lastima que no soy buena para hablar, me gustaría hablar con alguno de ellos sobre las travesías y aventuras de los viajes, siento curiosidad por sus origen, su destino y sus impresiones de este parte del mundo.
Ya les he contado a mis amigos mis aventuras pero no siempre recuerdo las mismas cosas. Lo que más me agrada encontrar en mi memoria es la emoción que sentía cuando caminaba por calles sin sentirme en ninguna particular. Tenía facilidad para perder la noción del espacio y poder sentirme en lugares por los que estuve o por los que alguna vez soñé caminar. 
En todo eso pensaba mientras esperaba a mis amigas.

Lunes 23
¿Recuerdan el guantecito?Yo lo olvidé luego de la tarde con amigas. Pero hoy, luego de recibir un mail con aliento de mi gran amiga Celeste (Si estás leyendo esto, ¡Muchas gracias amiga! No sabes lo que valen tus palabras para mí), sumado a la noche de performance junto a otra colega que también me dio sus consejos y sonrisas, más los señores que me ayudaron a volver a mi casa una madrugada en la que no pasan muchos transportes hacia mi casa, puedo concluir que a pesar de todo siempre encuentro una mano dispuesta a ayudarme. Tan simple como un guantecito que le pertenece a alguna manito a la que le queda mucha vida por delante. Yo quise ayudar al niño y el niño (o el guante) terminó ayudándome a mí.
Tengo muchas preguntas, muchos recuerdos y extraño estar segura sobre mi camino y aunque, ahora las cosas no sean así y tenga muchos miedos, hay gente a mi alrededor brindándome su atención, sus consejos, sus abrazos.
Es tedioso sentirse perdido, pero es bueno recordar que no estamos solos. Y se los dice alguien que casi toda su vida se ha sentido sola e incomprensible, con pocas habilidades sociales para relacionarse con el entorno.

...¡Pero siempre adelante!


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