viernes, 19 de septiembre de 2014

¿Y ahora qué? (final): Algunos resultados



Ha pasado mucho tiempo, lo sé. Y quizás éste no sea el mejor momento para actualizar el blog (en una semana comienzan mis exámenes). Pero en medio de todo esto quisiera poder compartir un poquito como siguen mis metas...


¿Y ahora qué? Gran pregunta para volver a empezar.
Estos meses que pasaron han sido una ardua búsqueda dentro de mi propia persona, luchando contra mis propios acuerdos, reformando convicciones, estableciendo sus bases. Comencé a ser exigente conmigo misma; no podía seguir aceptando que las cosas sean así como así y si no me gustaban y quería cambiarlas entonces ¿Cómo lo haría? ¿Y qué es lo que cambiaría exactamente?

Indagarme a mí misma me llevó camino al origen, una travesía a través de mis experiencias, a observar minuciosamente mis dudas, mis fundamentos, mis creencias. A entender por qué había llegado a hacer las cosas de determinada manera en mi vida. Entonces comprendí que mi falta de confianza, por ejemplo, es mucho más grande de lo que imaginaba, que tiene muy variadas causas en mi historia de vida y que de a poco voy a poder apoderarme de mi completa fuerza.

Así es que dentro de mis proyectos tomo en serio el poder vencer mis miedos para llevar a cabo justamente, mis proyectos. Mi falta de confianza es un obstáculo grande que debo superar urgentemente. Sé que no va a ser muy fácil ni rápido, pero lo importante es mantener la constancia.

Por ahora estoy feliz de haber cumplido con mis proyectos, de mantenerlos "vivos" practicándolos con constancia y alegría. Voy iniciando un camino que espero pueda conectar todas mis actividades para un mismo fin. Constancia, ésa es la clave.  Es sostener el trabajo día a día, paso a paso. A mí todavía me cuesta, sobretodo porque tengo muchos planes dando vuelta en la cabeza, algunos ya empezados otros nuevos, otros por volver a activar. Y a veces el reparto de mi tiempo para cada actividad es desparejo, depende de los contratiempos, mis ganas y mis posibilidades.
Pero ser consciente de eso nos va a llevar hacia adelante.

Hoy en día tengo un nuevo factor en mi vida que se llama "universidad" y es algo relativamente nuevo para mí sobretodo porque cuando comencé a estudiar teatro callejero, pude experimentar un tipo de educación distinta a la "clásica" y más acorde con lo que yo creo, debería ser la enseñanza.

Lo cierto es que aún no tengo claro hacia donde voy, no puedo definirlo con mucha certeza. Podría decir a grandes rasgos que busco la forma de escapar al sistema que rige hoy en día, busco el origen de mi historia, de la historia de la humanidad, busco encontrar las causas que nos llevaron a este juego injusto y cruel que nos pone en competencia permanente por los recursos, nuestros recursos que deberían pertencernos a todos ¿Quién se adueño del mundo? ¿Por que la vida es una constante subsistencia?

Señores, mi mente está despierta y ávida de conocimiento. El viaje me permitió salir de mi contexto y encontrar muchos otros y descubrir que en realidad afuera no hay nada que temer, salvo a nosotros mismos y nuestros prejuicios. La culpa de sentir que no podía aportar mucho al cambio - cambio que siento necesario -  me llevó a preguntarme ¿Y ahora qué? ¿Ahora qué hago con esto que siento?
Por el momento es esto, una profunda búsqueda. 

martes, 8 de julio de 2014

¿Y ahora qué? (3): Activar




Tal como lo escribe -bien bonito, por cierto - nuestro amigo Elliot Tupac, no hay fortuna que no cueste trabajo. Muchas veces vemos el éxito de las personas y creemos que han tenido la "suerte", la oportunidad de lograr sus cometidos. Ok, las oportunidades existen para todos, la diferencia está en aquellos que las aprovechan, y muchas veces no es un paso simple apostar por uno mismo. Porque luego de dar el gran salto viene la tediosa parte de sostener esa decisión. El esfuerzo, la dedicación, la concentración, el tiempo que le aportemos a nuestro proyecto va a llevarnos a la meta. La clave es la constancia.

No esperen que les cuente de mi gran espectáculo, ni cosa parecida, mis proyectos siguen en pie y los sostengo día a día, aunque me cueste y a veces esté a punto de flaquear. Todos los días me levanto y sé que además de las tareas cotidianas tengo que encontrarme un tiempo para ensayar mi música, baile y/o seguir con mis lecturas. Las ideas vienen, se mezclan, se transforman, pero estoy feliz de mantenerlas activas, latentes. 
Esto que tanto buscaba: la impulsión. Finalmente siento que estoy aplicando algo de lo que tanto me preocupaba. No siento que esté todo resuelto, todavía tengo que reforzar mis ganas y dedicación, pero es un comienzo y me siento feliz de estar haciéndolo. ¿Y saben? No era tan difícil. Igual no me impresiona que así sea, hay muchas cosas que no requieren más que un paso para transformarse en lo que queremos. Pero un paso a veces implica muchas cosas y sólo aquel que se despoje de sus miedos, confíe en su intuición y realmente desee con el corazón aquello que se propuso, dará el paso firme hacia la  próxima aventura.
Ok, quizás me fui un poco de tema, pero es inevitable para mí no comparar los aspectos "técnicos" de la vida con la vida misma.

"¿Y ahora qué hago?" fue una de las pocas preguntas que me dieron miedo de verdad. Y eso que al miedo le vengo ganando en muchos aspectos, por eso me sorprendió notar que lo que yo "padecía" era el miedo de la libertad - tanto que uno la busca... - de poder elegir lo que yo quisiera. La libertad es una responsabilidad que no todos sabemos manejar muy bien, en mi caso, la convicción que tengo para seguir mi camino ante los ojos de una sociedad que me exige seguir el camino "seguro" chocaron con mi falta de impulso para construir la ruta a seguir - la mía propia-, con mi débil constancia y mi adaptación al grupo que conformaba.

Por un momento volver a Buenos Aires me pareció aceptar que no podía hacer mi camino y debía seguir el ya trazado por generaciones de gente que decidió ir a lo seguro. Pero seguir viajando sin un objetivo claro tampoco tenía mucho sentido para mí. ¿Y ahora qué?
En este periodo de estadía tranquila, en este volver a lo conocido descubrí una chica como yo, pero más desenvuelta, más decidida y mucho más insistente en hacer sus proyectos realidad. Es cierto, llegué con el pánico de aquella pregunta que me picoteaba la cabeza insistentemente y sentí que mi fuerza se había desvanecido al punto de preguntarme si alguna vez había existido  (sí, soy muy fatalista). Pero luego fui notando que mi fuerza seguía ahí, que aunque una parte de mí insistiera en que ya la vida no tenía sentido - había hecho lo que quería, al fin y al cabo, ¿Qué más había? - había una solución mejor, no lo veía claro en ese momento pero sabía que tarde o temprano llegaría a encontrarla.
No, aún no puedo decir que encontré el objetivo de mi vida, pero estoy activando toda mi energía para que pronto esa misión interna se devele. Y lo primero es esto, el ensayo de mi revolución, la práctica, el esfuerzo y la constancia día a día.

Activar, ésa es la cuestión.
La misión está en progreso
Seguiremos informando :)

lunes, 7 de julio de 2014

Señales

Siempre creí en las señales que se nos cruzan en la vida, esos pequeños acontecimientos, como el guantecito azul que simbolizan momentos, enseñanzas, reflexiones hechas o por hacer. Lo cierto es que aquel día yo radiaba de felicidad o al menos estaba tranquila con los sucesos del día y descubriendo mucha más soltura en mi relación con el entorno hasta que me encontré con este mensaje: "Hace tu gracia".
Bastante simple pero efectivo al fin, pues era cierto, lo mejor que podía hacer era lo que más a gusto y mejor puedo desarrollar, mi gusto por las artes. Aquel pensamiento regocijó mi alma, me dio la calidez de una respuesta amable y feliz. Así que, mientras pensaba en la persona que lo había escrito, encontré en la otra punta de la plaza el siguiente mensaje:


Sonreí hacia adentro y también hacia afuera. Esta frase llegaba justo a mí en el preciso momento, como si esto estuviera planeado, pero de eso se tratan las señales, "casualidades" que hacen que la vida se asemeje a una historia ficcional. A veces tenemos miedo de "hacernos la película" con este tipo de sucesos inesperados que creemos que le pasan sólo a protagonistas de libros y películas, pero lo cierto es que todo eso está basado en esta realidad que creemos más "seria". La realidad supera a la ficción, es un hecho.

 La persona buena onda que me dio fuerzas anónimamente a través de esta oración tan vibrante sigue siendo un misterio para mí, pero si por alguna casualidad llega a mi blog, o alguien lo conoce, quisiera decirle muchas gracias por tan linda iniciativa. Cuando pienso en el amor, pienso en estas actitudes desinteresadas con una intención clara y positiva. Al dueño de semejante acción me gustaría darle un abrazo, porque sus palabras (escritas) me dieron ánimos y fueron tan efectivas como los consejos y el amor de mi amigos.
Ese momento me recuerda lo que me gusta de la vida, eso intangible y a veces invisible a los ojos que lo incita a uno hacia adelante, a seguir luchando, a avanzar, crecer que a pesar de las dificultades, todo en algún momento va a estar bien.
Estamos tan conectados... más de lo que imaginamos. Sólo hay que abrir la mirada, la vida se manifiesta de diversas maneras y todo el tiempo, hay que estar dispuesto a creer nomás. Las respuestas están frente a nosotros mismos, sólo hay que estar más atentos.

                         

"Visión panorámica" nos aconsejaban en mis clases de teatro callejero y es aplicable a la vida también, dejar de encerrarnos en el camino por delante y observar lo que nos rodea en el instante, en este presente que muchas veces no valoramos. Una de mis metas es ésa, tratar de enfocarme en el presente y no adelantarme ni arrepentirme de lo anterior.


Con éste último volví a mi casa alegre y positiva. No estoy sola, alguien tuvo los mismos miedos que yo, sea el que escribió estos mensajitos o un amigo del autor y estos consejos me sirven a mí tanto como a muchos otros que andarán por allí, como yo, con muchas preguntas y temores, quizás alguna vez pasen por la plaza y vean lo que yo. ¿Cuántas sonrisas habrán producido estas frases?

Las señales están, para el que las quiera ver.

martes, 24 de junio de 2014

¿Y ahora qué? (2): Proyectar


Los altibajos de sentirse perdida con tantas preguntas y decisiones fundamentales (o que ahora me parecen fundamentales, no sé por qué no antes ni después, justo ahora...), son lo más parecido a viajar al fondo:  se nos revuelven los cuerpos con tanta curva, lomo de burro y bajaditas. Pero lo importante es que vamos en viaje.

Luego de enfrentar mi imaginario paranóico y fatalista con la realidad, me propuse poner en acción mis capacidades. En vez de preguntarme si "puedo llegar a hacer tal cosa" me propuse sin miedo a cumplir con mis proyectos, si lo que creo es que puedo, entonces necesito demostrármelo. Es algo muy personal en sí, pero la cuestión es poner en marcha la búsqueda. Las respuestas no van a llegar solas. En el hacer voy a encontrar lo real de mis expectativas, lo que es y no lo que "creo que es".
Sin embargo, con las emociones subidas en el subibaja, a veces se torna difícil salir del estado de perdición. Así que para enfrentarme a eso, con la ayuda de las calcos transformé mi pared en una cartelera de buena onda y fuerza para impulsarme a mí misma.

                               

                           









 

Así que despertar y leer eso, inconscientemente me llena de buenas vibras para comenzar cada día.
Para aprender es necesaria mucha práctica, así que, a pesar de que no tengo ideas espectaculares, trato de mantener activas mis habilidades: Dibujo, escribo, hago música, entreno baile...Me dedico a hacer un poco de todo, aunque sea un poquito. Creo mucho en lo que dijo Picasso
"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando"
Lo importante de maquinar proyectos es ponerle fechas. A mí me ayuda sentir  la "presión" de EL DÍA que poco a poco se va acercando. Mi objetivo es haber avanzado al menos en alguno de los proyectos en el día. Haber practicado música o baile o escrito o dibujado, y es cierto, poco a poco, se me van disparando ideas, que van transformándose a medida que sigo trabajando en ellas. Trato de definir mis objetivos para no divagar mucho. A mí me encanta lo que hago y lo disfruto mucho, por eso a veces me cuesta organizarme y concentrarme en practicar específicamente algo, podría decirse que me voy por las ramas tocando o escribiendo por ejemplo, así que trato de volver una y otra vez a la idea, al "esquema" por decirle de algún modo.

Cierro este post repitiendo una frase que me escribí en la pared: Uno es lo que hace.
Con lo que "quiero" ser no basta, ahora es tiempo de ponerlo en práctica.


Esta es la tercera parte de "¿Y ahora qué?", una serie de crónicas sobre la búsqueda de mi camino luego de mi aventura mochilera. Para leer la primera parte hacé click acá, y ésta es la segunda.

Crónica de las pequeñas cosas


Domingo 22

Me encontré un guante. Uno pequeñito. 4 dedos azules y un pulgar negro. Estaba en la esquina donde me dejó el 159 ese mediodía. Lo levanté porque pensé que podría devolverlo. Microcentro un domingo es un lugar abandonado, sólo unas pocas personas pasan por esas calles grises llenas de protocolo oficial y burocracia. Lo tomé casi sin pensarlo, porque cuando pienso mucho las cosas freno mi impulso y es muy difícil que vuelva al estado inicial inocente de hacerlo tan sólo porque tuve el deseo de hacerlo. Lo tomé como una buena señal, más tarde analizaría su destino.
Subí las dos cuadras que faltaban para llegar a Defensa y encontrarme con mis amigas y en el camino buscaba a mi pequeño amigo sin guante "bonita misión" pensé, como para hacerme la poética. Sí, sentía en el fondo de la cuestión que todo eso era un símbolo, pero por el momento no lo comprendería. El sol se había acercado y la plaza estaba caminada por sujetos de colores diferentes, porque claro, los domingos Defensa es una calle de artesanías, objetos para turistas, comida casera, a veces un poco exótica, un tinte hippie pero hasta ahí nomás. Hay que ver también a qué llamamos hippie, pero eso lo dejo para otro post.
La cosa es que me encontré un guantecito pequeño con 4 dedos azules y uno negro pero no encuentro a su dueño. Yo creí que había subido las dos cuadras que también yo caminé y que estaría en la plaza alimentando palomas o alguna de esas cosas que hacen los niños en las plazas hasta que sus padres los agarran de las manos y conducen a donde tenían que ir.
No encontré al niño y me senté en la puerta de la casa de mi amiga, entre dos puestos de artesanías. Miraba la gente que pasaba con sus camperas de camping o sus abrigos de lana comprados en alguna otra feria o cosa parecida. Y esas miradas de lo nuevo y lo distinto me recordaban mis ojos cuando miraban otras calles de otros países de otras ciudades en otros momentos y sentí nostalgia. Claro, eso es algo que me pasa mucho y con el tiempo se me ha ido acentuando. Todo objeto, circunstancia, ambiente, me recuerda algún otro momento, persona, lugar que extraño. Podría decirse que vivo recordando.
Quizás no esté muy presente en el presente, pero tampoco estoy sólo recordando lo ya pasado. Más bien diría que estoy reflexionando mucho sobre el futuro.
Lastima que no soy buena para hablar, me gustaría hablar con alguno de ellos sobre las travesías y aventuras de los viajes, siento curiosidad por sus origen, su destino y sus impresiones de este parte del mundo.
Ya les he contado a mis amigos mis aventuras pero no siempre recuerdo las mismas cosas. Lo que más me agrada encontrar en mi memoria es la emoción que sentía cuando caminaba por calles sin sentirme en ninguna particular. Tenía facilidad para perder la noción del espacio y poder sentirme en lugares por los que estuve o por los que alguna vez soñé caminar. 
En todo eso pensaba mientras esperaba a mis amigas.

Lunes 23
¿Recuerdan el guantecito?Yo lo olvidé luego de la tarde con amigas. Pero hoy, luego de recibir un mail con aliento de mi gran amiga Celeste (Si estás leyendo esto, ¡Muchas gracias amiga! No sabes lo que valen tus palabras para mí), sumado a la noche de performance junto a otra colega que también me dio sus consejos y sonrisas, más los señores que me ayudaron a volver a mi casa una madrugada en la que no pasan muchos transportes hacia mi casa, puedo concluir que a pesar de todo siempre encuentro una mano dispuesta a ayudarme. Tan simple como un guantecito que le pertenece a alguna manito a la que le queda mucha vida por delante. Yo quise ayudar al niño y el niño (o el guante) terminó ayudándome a mí.
Tengo muchas preguntas, muchos recuerdos y extraño estar segura sobre mi camino y aunque, ahora las cosas no sean así y tenga muchos miedos, hay gente a mi alrededor brindándome su atención, sus consejos, sus abrazos.
Es tedioso sentirse perdido, pero es bueno recordar que no estamos solos. Y se los dice alguien que casi toda su vida se ha sentido sola e incomprensible, con pocas habilidades sociales para relacionarse con el entorno.

...¡Pero siempre adelante!


sábado, 14 de junio de 2014

¿Y ahora qué? (1): Volver a la realidad

¡Basta de sufrir! El miedo es un sentimiento que tiende a paralizarnos, yo en principio desearía parar el tiempo para pensar mis próximos pasos. Pero lo cierto es que el tiempo no existe. Y parar no se puede.

Estuve pensando en lo primero que hice, que sería el primer paso y eso fue hablarlo. Necesitaba descargar todas esas ideas eufóricas que se cruzaban violentamente por mi cabeza, volcarlas a la realidad para escuchar cuán ridículas, exageradas, sinceras o fuertes eran. Entonces volví (A Baires  ¿recuerdan que yo viajaba?) para contactar a ésas personas que siento me pueden orientar con mi situación. Porque es difícil ser subjetiva con un problema tan propio y suelo enrrollarme mucho en mis pensamientos por lo que el panorama total sólo lo ve la gente que está por afuera.
Previamente traté de escribir todas las ideas de mi cabeza, porque lo que tiene la mente es que es muy grande, como la imaginación y las cosas a veces se ven distorsionadas.
Escribirlas me hizo dar cuenta que no eran tantos cuestionamientos como pensaba. Ahora lo que faltaba era llevar mis preguntas a alguien que pueda darme su opinión sobre la respuesta o cómo enfrentaron ellos/as situaciones similares.
En resumen
Paso 1: Asumir el problema. Presentar frente a la realidad al Señor Conflicto para darle una forma más definida, encontrar LA duda de entre todas las postulantes y auto demostrarme que tan perdida no estaba (si puedo hallar la duda,  es porque pude despejar y descartar otras menos relevantes y descubrir las que se disfrazan de dudas).
Una vez asumida y pre-definida,  llevé la duda y la compartí con quien sentí que me podía ayudar a revelarla.

Paso 2: Escuchar y analizar
Todavía estoy en proceso de recopilar opiniones, pero al menos con las que ya  escuché pude aclarar mi panorama y ver más allá de mi problema. Hay un montón de soluciones y todas ellas requieren tiempo. Y con eso también llegaron otras preguntas.¿Cuál será el mejor camino?... ¿Qué es lo que realmente quiero?... ¿Qué estoy dispuesta a hacer?... 
"¿Qué hago de mi vida?" es una pregunta muy grande que involucra también mi manera de ser, mis convicciones, mis fortalezas, mis debilidades y deseos.
En lo personal siempre me costó mucho lo social, sin embargo en mi viaje descubrí virtudes y miedos que arrastraba hace mucho y no había advertido hasta que salí a mochilear.También anduve con personas que fueron las que me llevaron a descubrir más caras de mi personalidad.
Y hoy heme aquí escuchando los consejos y recomendaciones sobre la vida que mis compañeros, amigos y familia me da, filosofando entre mates y cositas ricas.

Paso 3: Proyectar
Ahora que tengo clara la duda y obtuve diferentes puntos de vista también imaginé muchas posibles soluciones. Así que para volcarlas a la realidad las escribí (Escribir con tinta sobre papel, no sé por qué, lo hace más concreto). Otra vez encontré ideas ridículas poco reales, algunas muy interesantes y otras que parecían grandes desafíos. Pero ahí están, eso es lo que tengo por el momento. La única manera de saber hasta que punto algo es posible o no, es haciéndolo. Así que de momento voy probando, experimentando y probándome a mí misma qué es lo que yo realmente estoy dispuesta a hacer y que cosas no.


La mente tiene unas dimensiones a veces ilimitadas para expandir y/o empequeñecer ideas, miedos, fuerzas, sentimientos. Y nosotros no sabemos hasta que punto somos subjetivos con nosotros mismos. A mí, el miedo, a veces, me hace ver mis problemas grandes y sólidos como muros que no puedo atravesar. Y eso lo sé muy bien, el miedo nos paraliza. Por eso siempre intento llegar a la acción y confiar en mis amigos y compañeros. Creo que mi gran miedo es que me venza el miedo. Me paralicé al sentir que no encontraba alternativas, pero los amigos y volcar mis pensamientos a un plano real despertó en mí la fuerza necesaria para buscar entonces mi propia salida.
No es que todo este ya resuelto, todavía sigo definiendo mi verdadero miedo detrás de la duda y todavía tengo preguntas revoloteándome la cabeza, pero la impulsión de seguir hacia adelante está viva y como dice mi tío buscar mi destino ya es estar vivísima.

Esta es la segunda parte de "¿Y ahora qué?", una serie de crónicas sobre la búsqueda de mi camino luego de mi aventura mochilera. Para leer la primera parte hacé click acá

miércoles, 11 de junio de 2014

¿Y ahora qué?: (Introducción)



Así de rara es la vida... Llegó Junio y llegó un temible -realmente me dio pánico -  interrogante:
¿Ahora qué?
Los que me "siguen" a través del blog saben que me fui de viaje, tal como lo había soñado, no junto a mis primos pero sí con un grupo que fue mi familia durante estos meses.
Sí señores, literalmente podría decir que realicé mi sueño, pero quizás no en la forma que esperaba, porque sino no me explico entonces cómo puede ser que sienta un vacío haciendo lo que más me gusta.
Y así de repente perdí mi sentido de vida.

¡Chan!
Quizás suene muy cómico o muy trágico (de lo uno a lo otro hay un paso...) pero sentí que no tenía una razón concreta para vivir más que el simple hecho de continuar con vida. El por qué de mis haceres había desaparecido o quizás nunca había estado claro y es hoy que entre la maraña de ideales e ideologías llego al claro del bosque y me encuentro con nada. Miro hacia ambos lados de mi cerebro y no, no encuentro la razón. Me perturbo, comienzo a ponerme nerviosa, ansiosa, angustiosa, fobiosa - y "-osas" demases. ¿Qué hago? La realidad llegó a mí como nunca antes y de repente todo lo que había pensado anteriormente parece falso ¿Qué pasó? Desespero, en esta lucha contra mí misma en la que sea como sea voy a perder, pero al menos algo voy a ganar, preferiría evitar el conflicto y no puedo. Ya no se puede, ahora es evidente que el objetivo, la meta, el propósito no está definido y tiene ganas de existir, de ser real.

Y así empieza una nueva aventura llamada "¿Qué voy a hacer de mi vida?" Hice lo que quería, pero lo que de verdad, de veras de veritas... ¿Qué es? Mi planteo no es sólo qué hacer profesionalmente, sino también ¿por qué? Que simplemente me guste ya no me llena.

¿Y ahora qué? Las preguntas ya salieron a la luz, ahora es tiempo de buscar las respuestas.

Fiesta en el pueblo~! (II)



Antes de empezar a relatar mis aventuras, quiero notificarlos de una mala noticia, bueno mala para mí:
Perdí mi cámara. Se quedó en el último camión al que subí... Pero lo malo no es la cámara, o sea, sí, pero sobretodo, ¡Las fotos! Desafortunadamente no bajé a la computadora las últimas fotos, por lo que no puedo mostrarles mi cotidianidad de esos días con mis compañeros de viaje, por lo que voy a ser un poco breve al respecto ya que me da mucha pena...

·   ·   ·

Pero bueno, luego de actuar en Despeñaderos, de hacernos amigos con poco más de un metro de altura, nos embarcamos hacia Córdoba capital. Nuestro desafío fue armar el mismo espectáculo, pero en la calle. Tengo que admitir que ahora puedo recordar con cariño esos días en los que debatíamos el lugar, el cómo y el cuándo, pero en esos días, cada uno tiraba para su lado y fue difícil por momentos, pero poco a poco fuimos encontrando las respuestas, día a día, aprendimos cómo interactuar con la gente, qué elementos servían, cuáles no...
Córdoba capital es una ciudad como la de Buenos Aires: muchos autos, mucha gente, muchos vendedores, escolares, turistas, etc. Al principio no me afectó tanto, pero como bicho de ciudad que soy, comencé a dejarme llevar por ese ritmo molesto y acelerado.
Sumado a eso, el grupo se separaba... hasta tenía fecha y todo. Creo que eso fue lo más triste e inevitable por lo que tuve que pasar... Y digo inevitable porque mi deseo era seguir todos juntos, pero no todos estábamos de acuerdo...



Proseguí viaje con Mariana hacia San Pedro. ¿Por qué San Pedro? Un día en Córdoba se nos acercó Diego, ya ni recuerdo por qué, pero nos invitó a su patio cultural por si queríamos presentarnos ahí, que habláramos con él cualquier cosa.
Así que una semana y media después de aquella invitación partimos sin mucha información más que lo que recordábamos que Diego nos había dicho esa noche.
Ésta es una de las pocas fotos que tengo de San Pedro (snif...)



Cómo verán anduvimos payaseando con nuestro anfitrión, el payaso Timoteo.
Diego tiene en marcha muchos proyectos que, ligados al arte, buscan crear espacios de comunidad para la gente del pueblo. El patio cultural "La Lechuza", la recuperación del ex-cine como espacio comunitario para realizar diversos talleres, el taller de juegos en Chancani (un pueblito mucho más chiquito que San Pedro) son lugares por los que anduvimos en compañía de Diego, activando,  festejando la alegría de encontrarse, de jugar.
Otra vez fiesta, otra vez  el asombro de la gente por los colores, los payasos, los zancos, otra vez las risas, las miradas curiosas, los aplausos, las rondas, las sonrisas... Jugando, nos liberamos, nos desinhibimos compartimos y aprendemos.
Otra vez el pueblo está de fiesta.

lunes, 21 de abril de 2014

Fiesta en el pueblo


Hace poco más de dos semanas que estamos en Despeñaderos -un pueblito de Córdoba-  en casa de Jere. Los días son muy tranquilos el ruido natural de la vida nos acompaña por las mañanas entre criollitos y mate.
Luego de Buenos Aires, venir acá fue lo mejor que pudimos hacer. Es como si finalmente descansáramos de la rutina citadina a la que nos veíamos empujados, al menos yo lo siento así.


Jere y el papá, ¡Con las manos en la masa!
La primera semana descansamos. Conocimos el pueblo de a poquito. No es que sea muy grande, pero la lluvia no nos dejó salir por mucho días lo que nos llevó a tener una rutina de ver películas (yankees, quién sabe por qué...), escribir, comer (¡y muy bien!). Conocimos a los "Chicos del barrio", la familia de Jere,  León (el más pequeño de los Gigena), los criollitos (unos pancitos en forma de cubitos achatados parecidos a lo que en Baires llamamos libritos) y jugamos al "ninja" que es algo masomenos así:



Cuando volvió a salir el sol, la rutina fue ir tempranito al río, así que desayunábamos criolitos y salíamos con nuestros instrumentos rumbo a la orilla del río Sanaes.

camino al río



Hasta que un día nos presentamos en la escuela donde trabajaba la mamá de Jere como profesora. Hicimos tres funciones para los chicos de la mañana y la tarde. Luego de eso todos nos reconocían y los niños  saludaban "Hola payasos!". Era interesante sentir que siempre hay alguien que ya conocés, como si uno viviera dentro de una familia grande. Qué distinto a las ciudades, ¿no?

Esta segunda etapa del viaje recién empieza, este post es sólo para probar que estoy viva aquí en Despeñaderos, Córdoba, Argentina. ¡Estoy viva y muy mucho!
Estoy aprendiendo todos los días sobre mí, sobre mi arte, sobre la gente, sobre la vida...

Me cuesta encontrar las palabras para describir este estadío de trabajo y convivencia con los otros y con uno mismo. Creo que las fotos quizás les muestren un poco de lo que vivo estos días.
Saludos queridos lectores, familia, gente, gracias por leer.




domingo, 30 de marzo de 2014

Adiós Buenos Aires


Finalmente querida ciudad, ha llegado la hora de despedirnos. No sé qué decirte, sé que en algún momento nos vamos a volver a ver, pero antes pasará mucho, mucho tiempo...¿Te extrañaré?

Estos últimos días pensé mucho en vos, en tu furia, producto de esa pasión incontrolable por todo, la comida, el deporte, la lucha, el arte, el amor... Y ese "cancherismo" con el que nos suelen describir, lo veo en la elegancia particular de nuestras mujeres, en la feminidad de nuestros muchachos contrastando al mismo tiempo con las chetitas artificiales y los gordos machotes comechoripanes (?)




Ese revuelto gramajo de gente que somos a veces tan distintos y sin embargo con costumbres y actitudes similares y hablando esta misma jerga, cada uno a su modo... Me encanta, me encanta lo que aprendí con vos Buenos Aires.
Sobretodo porque me acogiste desde chica, y me transformaste en esto que soy ahora, que en un tiempo la gente ni me creía que yo era de otro lugar. Pensar que ahora tengo que decir que soy de ambos lugares y al fin y al cabo de ningún lugar...
Y eso me pasa, que yo a pesar de todo nunca me siento del todo argentina, (y eso que ya me dieron la ciudadanía...), claro que tampoco creo que sea peruana, porque al mismo tiempo¡Yo soy tan argentina como la milanesa! (creo que eso sí lo voy a extrañar...¡MILANESAS!). Mi cuestión con la identidad siempre me pica, me da la sensación de que no sé aún de dónde vengo. Por eso cuando veo todo la lucha que hacés día a día para recuperar las identidades que nos robaron hace 38 años yo me emociono. Amo la fuerza que tenemos para seguir adelante  con la bronca y el dolor y la esperanza...



Buenos Aires es caótica en su centro, corbatas por aquí, tacones por allá, gorritas, bicis, volantes todo se entrevera entre los semáforos, los autos, los edificios...

No sé qué decirte Buenos Aires, vos ya sos una parte de mí, o yo soy una parte de vos, como sea,
 ¡Gracias y hasta pronto~!

sábado, 22 de marzo de 2014

Recalculando (fragmento 2)


Somos 5. Cinco personas que decidieron viajar juntas. Y eso implica que muchas decisiones dejan de ser personales y pasan a ser grupales. En eso nos encontramos en este momento. Mientras yo y Mariana tenemos nuestros rollos personales para y con nuestra ciudad - la furiosa Buenos Aires- y todas las historias que creamos ahí, a la vez estamos aprendiendo a convivir con estos tres chicos que conocimos en el viaje.
Cada uno de nosotros tiene una decisión que, más allá de lo distintas que sean, habrá que consensuar y accionar en base a la mayoría  (¿Así funciona la democracia, no?).
Estoy próxima a salir, pero comienzo a dudar si mis compañeros están listos... ¿Qué pasaría sino? Mi "modo viaje" comienza a pedir a gritos su activación y yo pienso que no tendría que haberlo "desactivado", a fin de cuentas, ¿No puedo existir en Baires como si fuera una viajera más?

"Todos los días de viaje ¡Son sábado!" Dice una de las canciones que creamos durante las caminatas balcánicas que hacíamos en el viaje. Y es cierto, tendría que seguir siendo así, una fiesta balcánica.
Buenos Aires es mi casa, es inevitable cambiar al "modo casa". Pero quizás ése sea el desafío; seguir con la misma energía de hormiguita viajera en  mi ciudad-hogar.

Es hora de preparar la mochila y repactar nuestros códigos de grupalidad. El "cómo" de todo es la cuestión, por lo que veo. Seguiremos informando.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Recalculando (fragmento 1)



Estar en Buenos Aires, aunque sea de paso, es volver a casa. Y es inevitable sentir lo confortable de estar en un lugar que uno ya conoce y sabe cómo manejar. Y porque conozco Buenos Aires sé también que debo partir.
Tardo en darme cuenta de lo que significan muchas cosas... Para mí, aunque es un gran paso, no me parece que esté dejando algo, sino estoy siguiendo algo que ya había empezado en mi cabeza años atrás. Siempre los cambios en mí fueron paulatinos, y hoy con la cabeza y el corazón afuera, era hora de llevar a este ser humano que soy también por esos lados. Así que, decidida, volví con la idea de partir.
La fecha de partida está próxima y comienzo a despedirme de Buenos Aires poco a poco. Ayer hice una vuelta por la ciudad, casi sin querer queriendo y me quedé mirando el obelisco, ése que fotografían todos cuando llegan a esta ciudad... qué cosa tan insulsa- pienso- pero claro, lo lindo de eso es ver Av. Corrientes con todas sus lucecitas de pizzerías y teatros comerciales (otros no tanto...), la música de las disquerías y las tiendas de libros usados... Qué sé yo a mí me gusta...
Y fue en ese momento en que poco a poco fui cayendo en la cuenta de que va pasar mucho tiempo hasta que vuelva a pisar estas veredas cuadriculadas y angostas con papelitos, panfletos, marchas, protestas, política cafés, bondis, motochorros, oficinistas, tacos, zapatitos rotos, chicles, colillas...
Pero lejos de sentir tristeza por la partida - porque en realidad estoy muy ansiosa- sentí la nostalgia que voy a sentir cuando ya esté lejos  -en espacio y tiempo- de aquí...
Y pienso en el próximo destino... ¿Cual será?

Ya con la mira en la ruta, voy alistando las zapas, que en unos días, salgo a "patiparrear" por ahí :)

lunes, 24 de febrero de 2014

Adiós Valparaíso



La tercera es la vencida. Me despedí de este puerto dos veces, pero siempre por alguna, u otra razón volvimos a pisar sus veredas sucias y malolientes ¿Por qué? Es claro que Valpo- como me acostumbré a decirle-  al grupo y a mí nos encanta. Es una ciudad hecha para nosotros, los artistas callejeros, o será que la fuimos transformando, dándole color multiforme a sus viejos muros, adornando las subidas para distraer el cansancio del espectador que sube...
Ahora tus callecitas zigzagueantes nos miran con cariño y recordamos la primera vez que te paseamos, Valpo, que no entendíamos la dinámica de lo que está abajo y lo que está arriba, las subidas, los atajos, las escaleras, las bajadas, las rampas, los callejones... Nos perdimos un poquito, pero con alegría porque cada esquina nos ofrecía un panorama distinto de lo que es un "carrete"- joda chilena- y que esta ciudad se festeja sea lunes, domingo o jueves.
Y así lo hicimos, Valpo, nos adaptamos a tu forma de vivir la vida y a prendimos a ganarnos la luquita, ir a la deriva entre la marea de posibilidades y confiar que siempre llegaremos a buen puerto. ¿Increíble, no? Siempre llegamos a donde teníamos que llegar (de todas maneras esto se ha convertido en una constante del viaje, más allá de lo particular de este puerto principal), pero tú Valpo, todos los días nosofreciste una posibilidad nueva, exótica y tentadora ¿Cómo no te voy a extrañar? Con esos personajes tan creativos que superaron mis expectativas una, dos, diez veces que ya empecé a acostumbrarme.
Y pensábamos pasar unos días... Qué inocencia la nuestra, nos sedujiste tan bien...

Pero hoy sí me voy. Ya tengo la mocha lista, ya estamos en la micro, ya me despedí de todos. Sólo queda decir gracias. Gracias por todo lo que me enseñaste, gracias por compartirme tu gente amable y colorida, gracias por las casualidades, por el amor, por la euforia y la vida en comunidad.
Gracias Valparaíso, puerto principal...

lunes, 17 de febrero de 2014

Adiós

Este año empecé un viaje que en principio sólo era por un mes paa distraerme de mis reflexiones constantes y escapar del calor agobiante de Buenos Aires.
Salí con la intención de despejarme de mis dudas y volver luego al cotidiano replanteo existencial. En más de una ocasión sentí ganas de volver a mi ciudad y buscar hacer la vida normal que todos hacen. Pero sin embargo sigo acá, viajando.
Hace un mes y medio que partí de Buenos Aires, Argentina y hoy me encuentro en Valparaíso, Chile.
Mi plan cambió. Y todos los pequeños planes de plazos semanales o diarios incluso, cambian. Todo cambia a cada instante. Nunca sé dónde voy a estar en la noche ni el día siguiente, si me voy, si vuelvo, si me quedo... Es literalmente así, aunque suene increíble. Y es una decisión conjunta (porque viajo con un grupo) que acepto y me encanta. A nosotras nos mueve, la gente; los consejos, los recuerdos, las bienvenidas, la buena onda, la comida, el arte, el ambiente de cada lugar que pisamos nos invita o nos aleja. A veces nos invita a quedarnos mucho tiempo, otras veces nos acompaña un par de días, otros lugares se nos hacen muy ajenos, pero siempre hay alguien, algo, que nos alienta y nos guía.
Este modo de vivir, dia a día, cada día me encanta. Si no volví fue por la curiosidad de saber cuánta magia más hay para el próximo minuto. Si no volví es porque esta manera de caminar el mundo me fascina mucho y me siento muy cómoda. Si no volví a fines de Enero a Buenos Aires para ingresar a un grupo maravilloso de teatro fue porque lo maravilloso ya me está sucediendo.
Estoy viajando y haciendo lo que más me gusta: Arte. Vivo el día a día haciendo arte. Canto, toco, hago teatro... Y ser artistas de calle nos hizo entrar en un submundo de personas que se dedican a darle color a las ciudades. Malabaristas, payasos, pintores muralistas, cocineros, músicos, artesanos... En las calles nos reconocemos con una sonrisa y somos una comunidad que siempre se alienta, siempre se ayuda y sobretodo se intercambia, se fusiona y se reinventa a cada instante.

Mis días siempre están llenos de personajes nuevos, comida en comunidad, sonrisas, producción de arte, charlas, música, lugares... y el misterio de lo que viene, que nunca se sabe que es pero siempre es mejor.
Pronto volveré para despedirme ceremonialmente de una ciudad que me acogió desde pequeña y marcó mi manera de hablar y encarar este mundo. Pronto volveré para dar abrazos fuertes a la gente que se pregunta por mí y hacerles saber que esto que vivo ahora es lo que siempre soñé.

Aprovecho la ocasión también para agradecer a la gente que crucé en este camino que me inspiró y alentó a seguir con el viaje y con mi arte. La verdad que son tantísimas personas... (Las voy a nuclear para hacerla corta) Gracias chicos de Potrerillos por las cenas y el aguante, ¡gracias Puente del Inca!  La energía que nos contagiaron nos sigue acompañando. Gracias compas callejeros por recibirnos con los brazos abiertos en su tierra. Gracias Valparaíso por sus artistas y personajes sonrientes, gracias gente por su rica comida y la buena onda, gracias Thibauld, Jere y Martial por acompañarnos en esta aventura. Gracias a la gente que nos llevó en sus autos/camiones por compartirnos sus historias y dejar compartirles las nuestras. Gracias gente de La Chascona por hacernos pasar buenos ratos y ayudarnos en la tarea callejera, Gracias Inti, Lucha y Mariana por ser mis compañeras de viaje y por permitirnos entregarnos al camino, no habría sido lo mismo sin ustedes. Gracias gente de "La Anibal Pintos" por la magia y alegría de lo espontáneo...
Sé que alguno se me va a olvidar, pero mi intención es agradecer a todos porque cada una de las personas que me crucé transformaron este viaje que continúa sin fecha final (aún)

Por último pero no menos importante...

¡Gracias vida!