sábado, 16 de octubre de 2010

¡Lalala, linda libertad...!

Ahh… Sí. No, no estoy loca señores, simplemente hoy me dejé llevar por esos impulsos que generalmente reprimo ¿Por qué? No sé, vergüenza quizás. Y eso por pensar mucho.
Pensar mucho e inútilmente, porque a fin de cuentas mi paranoia es sólo eso; paranoia.
Hoy me importa un rábano lo que piensen los demás. Digo, los demás serían aquellos extraños que uno se cruza en la vida, en la calle, en el subte, etc. Hoy no me importan. Es decir, no me importa lo que puedan pensar de mí.
Hoy yo me siento bien. Tranquilamente bien. Fluida, liviana, libre…
Hoy hago y digo lo que quiero. Y robé abrazos, sonrisas, risas. ¡Locura tanta locura…! Y lo mejor es tener amigos que lo tomen a bien. No, no me juzgan, ni les parece extraño, porque en cierto modo ellos también son así. Es más, creo que me contagié de ellos todo esto tan liberador...
Temo estar queriéndolos mucho. Me hacen tan bien… Me transforman, me descubren ¡Me liberan!
No, yo no estoy loca, esta ánima existe, este vivir es posible, esta actitud yo también la puedo forjar. Esta decisión de aflojar es tan manumisor ¡Catarsis, Catarsis! El cuerpo hace lo que quiere, la mente hace lo que quiere, el alma hace lo que quiere y coinciden todos, porque son sólo uno, son sólo yo.
Y yo hago lo que quiero: Si quiero cantar canto y si me detengo lo hago y todo con placer, es como si el cuerpo se volviese más sensible a todo aquello que transcurre alrededor; me vuelvo más perceptible a cada instante pequeño de felicidad que muchas veces ignoro, pensando en el gil que ocupa media vereda caminando en primera y no me deja pasar, a mí, apurada por nada, por la simple costumbre de escapar, de intentar llegar a mi otro sitio de seguridad. Me olvido de mí, tengo que llegar. Pero no es así. No, no, no; no es así. Hoy me bajé de la carrera sin sentido y caminé por que sí.
Qué lindo es sonreír de verdad. Sonreír porque uno quiere y con todas las ganas. Y espontáneamente y sin darte cuenta. Y tener amigos propensos a contagiarse de esos momentos buenos. Qué bueno dar un abrazo y recibir otro a cambio, qué bueno verte sonreír.

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