martes, 28 de diciembre de 2010

A veces...pasa.

23 de diciembre del 2010

¿Por qué a veces sale todo mal? A veces no tengo fuerzas para seguir, simplemente trato de estar, de sobrevivir un día más a toda esta basura… A veces quisiera irme a otro lugar. Desaparecer del tiempo y el espacio. O tan sólo estar con vos. No sé por qué pero cuando todo es inaguantable, me gustaría contar contigo.

Yo también me canso del mundo a veces. Me rindo, me desarmo y quiero morir un instante. No sentir esta soledad implacable. No sentir. Así nuevamente despertarme con fuerza y vitalidad. Pero bueno, yo también tengo mis momentos de debilidad, de dudas, de frustración y confusión...El problema es que nadie está allí para armarme de nuevo. Corro a refugiarme en casa, aún sabiendo que no encontraré ningún consuelo allí. Ni ahí, ni allá, ni acá. ¿Dónde? ¿Quién podría comprender mi angustia, lamerme las heridas, animarme, devolverme algo más de vida…? ¿Dónde está mi abrazo? No sé para qué lo pregunto, a veces me resigno a pensar que jamás existió ni existirá. Aunque claro, la esperanza es lo último que se pierde.

Y qué más da… Acá estoy, sola, loca e inconsolable. No es que me haga la fuerte, pero la verdad que no tengo ganas de intentar explicarle a la gente que me rodea (sí, esa que sólo me rodea) que necesito sentir que yo importo. Sí, quizás sea egoísta, caprichosa… Quizás sea eso. Que soy un desastre de persona. Que a fin de cuentas no entiendo nada. Que mamá debe tener razón; no sé hacer amigos, soy poco sociable…

Odio que no me ande internet, mi principal vía de comunicación con mis personas favoritas… Que con saber que ellos están bien, yo me siento un poquito mejor. Debe ser verdad eso de que me preocupo más por los demás que por mí misma. Porque sinceramente en momentos como éstos me importa un carajo mi vida. Yo me tiro al piso a escuchar música y lloro una verdad; que estoy sola. Pero en silencio, chiquita, para no molestar a nadie. A veces espero que el celular suene. Que alguien me necesite alguna vez. Que me llame alguien que yo necesite. Un “Te quiero” me gustaría oir, cuando la soledad me atrapa. “Todo va a estar bien” ¿Quién lo dirá? Nadie presiente que hoy me siento mal. Pienso auxilio mientras mis fuerzas se desangran en el suelo y tengo ganas de morir. Y el teléfono no suena. Nunca suena.

Cuando las cosas se ponen tan confusas, me aferro a vos, a tu recuerdo, a la fantasía de un abrazo tuyo, de un futuro juntos… De que la próxima vez estarás allí y evitarás mi caída. Pero ese momento aún no llega. Quizás en realidad nunca llegue a existir.

Cuando caigo en esta carrera, los demás siguen, la vida sigue. Yo no cuento. No cuento con nadie allí, tendiéndome la mano para ayudarme a continuar. Me las arreglo como pueda. A veces temo que llegue el día en que no lo logre. Que no logre volver a levantarme. Lo que temo en realidad es que nadie se dé cuenta. Y mi cuerpecito quedé allí a la deriva, ocupándose de los demás; creyendo que estoy bien. A veces temo estar creyendo algo de mí que no es real.

¿Y si mamá tiene razón? ¿Y si realmente no sirva para nada? ¿Y si realmente no sé hacer amigos? Quizás sea terriblemente verdad. Que soy soberbia y altanera. Que no sé hacer amistades. Porque no soy muy querible. Es muy lógico, no imagino nadie pensando en mí, como prioridad. Sí, quizás es verdad… sino ¿Por qué me siento tan sola? Debe ser que en verdad soy caprichosa, que quiero ser especial para alguien. Sí, probablemente sea egoísta, que quiero alguien para mí.

Es que… Me gustaría que alguien se preocupara por mí, y perdón si soy egoísta, pero… me gustaría ser encantadora y destacable, recibir alguna atención especial. Que cuando creo que no tengo a nadie, aparezca alguien a corregir mi error.

Quisiera poder salir a su encuentro tan sólo en busca de un abrazo. Quisiera poder llamarlo con sólo pensarlo. Que yo creo en esas conexiones… aunque sólo una vez he tenido la experiencia.

Quizás sea que soy más fuerte que, aunque me sienta en el fondo, todavía tengo mi propio impulso, el suficiente para continuar por mí misma. Que nunca mi caída es tan grave, si lo fuera como aquella vez, probablemente aquel ser volvería. Pero soy más fuerte y jamás volveré a caer tan bajo. Porque ahora entiendo.

Pero aún así no lo soporto. No soporto tener que hacerlo por mí misma. A veces ni logro reconstruirme del todo, simplemente tomo impulso y salgo a flote como sea, a veces ni me importa estar bien, porque el tiempo no espera, la vida no espera, y aún sangrando, sigo.

(Inconcluso)

No hay comentarios:

Publicar un comentario