miércoles, 29 de diciembre de 2010

Le finale

Desde hace tres años aprendí a mirar para atrás, bah… aprendí; tuve cambios importantes cuando comencé a buscarle un sentido a la vida, algún propósito, algún objetivo…

Tres años... Tres años me costó encontrarme. Podría definirlo así: Estallido, reconstrucción y lección final.

2010. Año en el que debía egresarme. Año en el cual de cierta manera…se cierra un ciclo. Año moraleja. Termino escribiendo consejos para mi hija, cosas importantísimas que acabo de aprender en este año. Señores, creo que maduré.

Sé lo suficiente como para no exasperarme por lo que pase. Aprendí a reflexionar. Aprendí a escucharme, a percibir aquello que guía, que me ayuda a avanzar. Aprendí a ver obstáculos, no problemas. Tengo 18 años. Resulta que, no casualmente, soy legalmente responsable de mí misma.

En fin… el punto es que este año es el final de una etapa.

2010. Comencé el año entendiendo que el problema residía en mí. Que no era un problema. Era un derecho…casi una obligación. Pensar. No podía dejar de pensar… Y allí Marcio me hizo comprender que estaba bien. Que cuestionarse era necesario. Que no debía pasar por alto lo que me sucedía. Que no era verdad lo que todos decían, lo que todos creían, que la tristeza no es una enfermedad. Es una emoción más, que nos hace humanos, seres pensantes, con el poder de formular preguntas y razonar respuestas.

Entonces la tristeza (condimentada por aquella soledad eterna, que por momentos se acentúa más y por momentos parece no existir) se convirtió en mi llave. Una llave que me permitió abrirme a un mundo de posibilidades, de respuestas que sembraron más preguntas, Marcio apareció (nuevamente) en el momento indicado, llegó como respuesta, alumbrando el camino…

Pero había algo que no estaba entendiendo. No me estaba siendo sincera con…eso. Aquello que tiene nombre y apellido y me atrajo desde el primer momento en que lo vi entrando a la escuela, con una mística que poco tenía que ver con aquel ambiente. No, definitivamente había algo en él que lo diferenciaba potencialmente del resto. Pero eso sólo lo veo yo.

Estaba siendo hipócrita conmigo misma… Sé que debía darme un tiempo para pensarlo, para entender que… no había nada que entender, el amor es así. Si tuviera una razón no sería tan interesante…

Y a la par yo seguía aprendiendo. En realidad todo tenía que ver entre sí, pero sólo cuando llegás al nudo que une todo, te das cuenta. Entonces, allí estaba yo, aprendiendo cosas nuevas, descubriéndome como artista. Como persona.

Comedia Musical. Sofía. Aprendí algo que se llama: Paraaaaa! De repente me di cuenta que me preocupaba por cosas que ni valían la pena. Que tenía una vida muy rígida, muy preocupada. Que se podía vivir de otra manera. Que hay cosas que no se preguntan; se hacen.

Carpe Diem. Estoy hablando de lo que los antiguos dijeron. No de esta idea facilonga en la que creen muchos adolescentes, yo hablo de la idea de aprovechar la vida. De apreciar cada momento que será único e irrepetible. El tiempo no espera. Nos da muchas oportunidades, pero no somos eternos… Carpe Diem. Aprovechar, es aprender. Aprender todo el tiempo. Disfrutar cada momento de esta vida, contemplarla en su totalidad, examinarla, cuestionarla, reflexionarla, razonarla…

El mundo y todo lo que con nosotros convive es mucho más grande de lo que apenas conocemos. Pensar… Es maravilloso poder tener la capacidad de hacerlo.

Y pensar, descubrir esto, eso y a mí misma, me permitió dar el paso final. Comprender que al corazón no lo mando yo. Resulta que el amor es un ser. Un ser que vive en todos nosotros. Que yo amo. Amo y no tiene sentido. Y ¿Por qué habría de tenerlo? Amar es un acto, es la vida misma. Amar es vivir, crear. Amar es arte. Si amas, crea. Creen, inventen, exprésense, ábranse al arte, al amor…a la vida.

Entonces finalmente entendí. La lección final ya está dada.

Y eso creo que es lo que me da miedo. Que ya está. ¿Qué viene ahora? El viaje. El viaje que cambiará mi vida. Sí,sí; lo siento acá adentro y me da vértigo. Tengo la adrenalina corriéndome por las venas, de tirarme al precipicio de lo desconocido sabiendo que no hay vuelta atrás. Sabiendo lo que sé, no hay problema.

Es sólo que… Luego de aquello vendrá algo que aún no quiero compartir, pero es un cambio radical… ¡Y yo pensando en vos! De todas las cosas que podrían tener más prioridad, yo me pongo a pensar si te voy a volver a ver alguna vez…

Es lo que más me da miedo; no volverte a ver.


Y aquí podría poner una bonita conclusión… AMENSÉ, GENTE AMENSÉ~! El amor lo es todo ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario